La injusticia con el que mas trabaja
Muchas veces al elegir a la persona que debe hacer una tarea, inmediatamente nos enfocamos y pensamos en la persona que mas confiamos, en el mas eficiente y en la que mas nos cumple, ahí comenzamos a ser injustos con él porque sabemos que la elección esta dada porque necesitamos que la tarea se realice pero si elegimos aquel que la dilatara, la hace a medias o a su manera, nosotros mismos estaríamos atentando contra nuestro objetivo, pero (es perverso) que en la vorágine del «facilismo» (para no sobrecargarnos de un problema extra o de tener que estar haciendo el seguimiento paso a paso de como lo esta haciendo o luego al finalizar el trabajo tener que hacerlo nuevamente), no intentemos corregir a la persona que no hace las cosas como nosotros quisiéramos sino que elegimos a la persona que nos da seguridad y le pedimos mas y mas porque sabemos que nos cumple.
Suele pasar que la injusticia continua porque seguimos tomando decisiones que agravan mas la brecha entre el que trabaja y el que no lo hace con tanta agilidad.
El perfil de este tipo de personas coincide con el que no nos trae problemas al hacerle algún tipo de modificación a su rutina de trabajo hasta incluso cualquier cambio que tenga que ver con alterar su rutina personal, cubrir desvíos en la operación, le cambias horarios y días libres para cubrir vacaciones y mas injusto aun, le modificas los días para cubrir al menos eficiente (porque también cuando desde RRHH te piden una persona para capacitar elegís al menos eficiente…»no vas a perder al bueno todo un día, es preferible que el menos eficiente vaya y que se quede en la operación el mejor…».)
La visión de la persona a la que sobrecargamos con actividades es exactamente la misma acerca de esta injusticia pero en el produce un desgaste que erosiona su nivel de productividad y eficiencia, suele luego de un tiempo comenzar a comportarse de una manera negativa y a manifestar su inconformidad con las tareas extras hasta incluso con las cotidianas y esto no es bueno para el y para el equipo porque no se nutre, no crece, no es competitivo y comienza a perder profesionalismo.
El minimizar el impacto de esta «mala elección» es hacerle saber que para nosotros la elección esta dada por la confianza y esto debe ser reconocido y si es posible premiarlo pero nuestra tarea no termina ahí sino que debemos corregir a aquel que no hace las cosas de la manera y en el tiempo que quisiéramos porque cometer este error constantemente y sostenido en el tiempo genera un ambiente hostil entre el equipo y los resultados se irán deteriorando cada vez mas, es como si nosotros estuviéramos liderando un equipo de remo, en donde la propulsión de las personas que hacen mover la embarcación no sea pareja, entonces esta se dirigirá, si estuviésemos en un rio angosto, inmediatamente llegaríamos a la orilla.
Asi se comporta un equipo cuando un líder comienza a ser injusto con alguno de ellos. E remedio es ser conscientes a la hora de distribuir tareas extras y si sucediera un desequilibrio inmediatamente reconocerlo, si es posible gratificar esta actitud y no necesariamente debe ser monetario. Los lideres contamos con cientos de herramientas que están a nuestro alcance para premiarlo pero esta oportunidad no la debemos dejar pasar porque si luego lo hacemos a destiempo estaríamos produciendo un desgaste en la personas y en el espíritu de equipo.